Hola a todos, Facebook amigos, pero en especial a todos aquellos que padecéis, al igual que yo, la enfermedad celíaca (intolerancia permanente al gluten, proteína presente en la gran mayoría de cereales). En otras ocasiones he hablado de la enfermedad en sí misma y de su actuación en el organismo (véase mi nota CELIAQUÍA, UN PROBLEMA DE DESINFORMACIÓN) y lo importante que es que la sociedad se vaya concienciando de este problema que cada día afecta a un mayor número de personas, y que se diagnostica con peligrosa frecuencia en la edad adulta.
Llevo un par de días relacionándome con grupos de celíacos de todas partes del mundo, Hispanoamérica, EE.UU, etc. y me he dado cuenta de que los problemas para este colectivo son tremendamente similares en todas partes del mundo. Sobre todo, uno de nuestros mayores hándicaps, LA IGNORANCIA.
En mi nota de hoy, me gustaría hablar sobre la ignorancia acerca de la enfermedad, pero no en la población sana, porque al fin y al cabo es completamente normal que una persona que no se ve expuesta a un problema desconozca sus características. Es común que una persona celíaca oiga continuamente frases del tipo “estás un poco obsesionado con la dieta”, “exageras”, “por comer un poco no te pasa nada” o “yo lo he cocinado sin harinas ni pan, no puede hacerte daño”. La contaminación cruzada sigue siendo un tema que quienes no padecen la enfermedad ignoran, o no dotan de importancia.
Pero hay algo que hace más difícil todavía nuestra inserción socialmente hablando, y es la cantidad de personas enfermas de celiaquía que no siguen su dieta como es debido, y por desgracia, contagian su desconocimiento a quienes les rodean, desvalorizando así a los que realizamos la dieta del único modo posible si queremos proteger nuestra salud: de forma estricta.
No hay transgresiones posibles, no hay “por un día no me pasa nada” o “voy a confiar en que en este restaurante tengan cuidado”. Siempre que un celíaco realiza una transgresión, por leves o incluso imperceptibles que sean sus síntomas, están dañando su organismo. Pero por desgracia, esto es algo que muchos celíacos desconocen o no otorgan importancia. No me importan los comentarios del tipo que soy exagerada, que no pasa nada porque coma un poco… pero lo que no soporto son los comentarios del tipo: “pues no sé quién es celíaco y come prácticamente de todo” , “pues yo conozco a una tía celíaca y a veces toma cerveza” etc., etc.
Ahí es cuando me hierve la sangre, porque esos enfermos ignorantes de su propio padecimiento tiran por tierra todos los esfuerzos que realizamos por educar a la sociedad en nuestra condición los que sí nos hemos tomado la molestia de estudiar nuestra enfermedad y seguir una dieta adecuada para evitar problemas mayores. Todos estos celíacos imprudentes e irresponsables están comprándose boletos todos los días como candidatos a una diabetes del tipo 2 (y os aseguro que un celíaco diabético tiene unas restricciones alimentarias que ya son una pasada), tumores en el aparato digestivo… y la lista sigue, y no continúo porque no es agradable. Los síntomas son diferentes para cada celíaco, y así como hay algunos a quienes una mínima cantidad nos hace un daño terrible, hay otros que pueden tomarse un par de cervezas y casi ni notarlo. De hecho, este es el motivo por el que por desgracia un gran número de enfermos están sin diagnosticar, porque son asintomáticos, pero por desgracia el daño es el mismo para su organismo cuando ingieren gluten. Y esto es lo que los “celíacos ignorantes de su enfermedad” como yo los llamo, desconocen, y les hacen saltarse a la torera las indicaciones de los especialistas y poner en riesgo su salud a diario. ¿Exagerada? En absoluto, simplemente realista, como persona que ha estudiado la enfermedad con detenimiento y que sigue una dieta equilibrada, sana y deliciosa. No estoy diciendo que no haya que salir de casa, o que no haya que confiar a veces en los alimentos que nos preparan, pero siempre con unas mínimas garantías. Yo me fío de los restaurantes que llevan el sello de “sin gluten” en la puerta, pero aún así más de una vez me han contaminado, sin darse cuenta. ¿Significa esto que no debemos comer nunca fuera de casa por si acaso? Pues tampoco, porque estamos en este mundo para vivir, y hay placeres como el de comer en un restaurante que nos merecemos. Pero eso sí, no debemos olvidar que la contaminación cruzada es nuestro mayor enemigo, y que debemos tener paciencia con la gente que no controla del tema y explicar las veces que sea necesario cómo funciona, y en ello incluyo a los propios celíacos que no saben bien los daños que el gluten ocasiona en su organismo en mínimas cantidades. Un abrazo a todos amigos, y una vez más dar las gracias a todas esas empresas que ya ponen el logo “sin gluten” en sus productos, que cada vez son más, y que nos facilitan tanto la vida.