Me llamo Martina Majlis y soy celiaca. Lo he sabido desde siempre y quizás por eso nunca he tenido problemas en lo que refiere a mi alimentación. Tengo la suerte de tener a mi familia y amigos que saben de mi condición y me ayudan a vivir una vida completamente normal. Siendo universitaria, el tema del almuerzo es más complicado porque todo el mundo almuerza empanadas o hotdogs, pero yo he aprendido que lo más fácil es llevar comida de la casa en una lonchera. ¡Aparte es mucho más rico!
Por otro lado, creo que es muy importante no parar de hacer actividades que nos gustaría hacer por el puro hecho de que vamos a tener complicaciones con nuestra alimentación. Uno siempre va a encontrar gente de buena voluntad dispuesta a ayudarnos y podemos encontrar formas de que nuestra comida no se vuelva un obstáculo o un impedimento. Así es como siempre he hecho lo que hace la gente de mi edad. Por ejemplo, en las vacaciones de invierno pasadas fui a construir mediaguas. La comida típica de estas construcciones son los tallarines. Pues bien, lleve tallarines libres de gluten de esos que se preparan echándoles agua caliente y esperando tres minutos. ¡Cero complicación! La idea es buscar soluciones alternativas y no dejar de hacer lo que nos gusta.
Aconsejo a todos los celiacos que llevan poco tiempo sabiendo de su condición que cuando se vean ante la tentación de comer harina piensen en la satisfacción que van a sentir después si deciden no hacerlo. La condición física y mental les va a mejorar sin lugar a dudas y se van a sentir mejor con ustedes mismo.